Ahora en cartelera.
Fausto un cuento del demonio.
Es una versión del Fausto I de Goethe hecha por Iván Olivares e interpretada por Emmanuel Márquez. En esta puesta en escena, un solo actor que interpreta a Mefistófeles es quien cuenta la historia, ayudado de muñecos y objetos que nos llevan a vivir en carne propia las dudas y los temores del personaje principal. Este monólogo se ha presentado en Argentina, España, Cuba, Colombia, Taiwán y en casi toda la Republica Mexicana, rebasando las 1000 funciones.
FAUSTO UN CUENTO DEL DEMONIO crea un espacio en el que se transita por todos los escenarios que plantea el original de Goethe. Un dispositivo escénico con pocos elementos: dos baúles, fermas y un telón de fondo permiten que los espectadores completen en su imaginación cada uno de los escenarios propuestas en la obra goethiana, además de ser una producción viajera, práctica de transportar para llegar a más escenarios.
Un actor-titiritero representa a Mefistófeles, el personaje responsable de llevar el hilo conductor de la historia. Desde su perspectiva se cuenta esta versión de Fausto; Mefis nos hará partícipe de su postura y el universo del viejito Fausto y su ambición por rejuvenecer.
Mefis es el titiritero-personaje que interrelaciona con todos los personajes de la historia, pero al mismo tiempo crea el hálito de vida de cada uno de los personajes de esta trama. Así, metafóricamente, el diablo se convierte en el alma de cada humano de este cuento. Un cuento del demonio, perverso, desquiciante e hilarante.
Los títeres y muñecos crean un teatro que exige un esfuerzo imaginativo de los espectadores por medio de su compromiso de otorgarle vida a materiales de uso cotidiano. He ahí la magia de este lenguaje: el público está dispuesto a creerlo todo, la materia se transforma en objetos significantes y narradores. En esta teatralidad estamos dispuestos a jugar, a despertar nuestra ingenuidad y a asombrarnos con los planteamientos del juego de estos seres pequeños.
Para ayudar a forzar la imaginación y espontaneidad de esta puesta, se invita a un espectador, cualquiera de la sala, a interpretar al mismo Fausto, pero en su etapa de rejuvenecido. El espectador es portador de la voluntad de los otros que permanecen en la sala; y se verá empujado a vivir las tres aventuras principales que Fausto joven enfrentará en la travesía en la que la ha vendido el alma al diablo.
EXPECTATIVAS Y MENSAJE
Las expectativas del grupo cuando realizó este montaje fueron divulgar una relevante obra de la historia del teatro. Una obra mítica, fundacional de la literatura germana. Una gran cantidad de personas se muestra reticente al abordar la lectura de un libro clásico, así que deseamos otorgarle una hora de diversión en la que conociera los hechos fundamentales del Fausto de Goethe.
Una obra divertida, mágica, que pregunte a los espectadores sobre su creencia en Dios, el diablo; así como sus deseos, sus aspectos oscuros y el amor. Como compañía nos entusiasma trabajar temas que raspan las buenas conciencias y están dirigidos principalmente a un público de niños y adolescente, sin miedo a hablar de frente tópicos que a algunos podrán parecer innombrables, pero que son parte de la cotidianidad de todos, sin importar edades.
No hay un mensaje sino preguntas. Hay juegos que despertarán la imaginación de los espectadores adolescentes, pero también el entusiasmo de adultos, porque ellos también querrán rejuvenecer algún día o tal vez pedirle algo a aquel o eso que les permita cumplir antojos no tan fáciles de conseguir. Los seres humanos tenemos debilidades por algo o alguien y aquí veremos una historia donde estos deseos se cumplen a un precio elevado.
Nos conformamos con que los espectadores se diviertan conociendo una importante obra de la historia de la literatura, que la sientan cercana a su realidad y que sobre todo, se permitan jugar con la imaginación, divertirse y reír, pues el teatro pretende esto, entretener mientras nos deleitamos con una historia.